En cuanto Demetrio
cerró la puerta, se encontró a Verónica descubriendo suas pechos
de fruta madura. Con los dedos del pie ya descalzo se quitó el outro
zapato, pisándolo por el talón. La falda cayó como si súbitamente
hubiese empezado a actuar la gravedad sobre ella, las medias dejaron
un delicada estela em el vello de las piernas cuando se enrollaron em
torno a sus tobillos como una nata negra. Unos dientes pequeños
mordieron el carmín de los labios, el breve pañuelo que escondía
el triángulo del pubis fue haciéndose más fino y luego desapareció
al tocar la alfombra, el vientre se escondía y se anunciaba entre
palpitaciones blancas. Mientras, a cierta distancia, Demetrio se
desaboatonaba tranquilamente la camisa.
Neuman, Andrés –
Bariloche. pg 50.
(Lucimar Simon)
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